La cantante Lily Allen en 2013 con un traspié que tuvo en su carrera se refugió en el alcohol y las fiestas.
Si para 2007 fue un año dramático para Britney Spears; también lo fue para Lily Allen en el 2013. Muchas estrellas piensan que cuando están en la cúspide de la fama sienten la necesidad de mantenerlo así; e incluso sobrepasarlo. En este sentido, la cantante lo logró convencer a su público ni a los críticos de sus canciones. Esto le ocasionó un fuerte golpe a su ego, para alguien que depende de lo que la gente dice de ella.
Fue muy afortunada al tener a su marido de aquel entonces Sam Cooper cerca; él la ayudó a sacarla de la depresión. En este sentido, la cantante reflexionó:
“El verano de 2013 fue un desastre. Estaba empeñada en tocar canciones del nuevo álbum en el que había estado trabajando…Ninguna de esas canciones sonaban en la radio, pero mi esnobismo me hacía pensar que alguien las apreciaría. Era brillante y la gente no lo entendía, o quizás es que la promoción del álbum había sido mala o no se había comunicado bien”.
Lily Allen con el alcohol
Por otro lado, la cantante reveló a un diario muy conocido hace unos años:
“En definitiva, que yo entonces era un desastre que estaba siempre alcoholizada. Me medicaba con alcohol y con lo que fuese y Sam aun así se sentía atraído por mí cuando estaba así”.
Además, Allen resumió lo siguiente:
En un momento concreto, él se dio cuenta de que estaba siendo demasiado autodestructiva y me dijo: ‘¿Qué haces?’ De verdad que quiero estar contigo, pero no puedo si vas a estar así todo el tiempo”.
Allen estaba harta de enfrentar esa situación tan dura; y aunque en 2015 terminó su relación con Sam, ella expresó:
“Creo que no quieres enfrentarte a la realidad cuando bebes o experimentas con drogas o lo que sea. Solo estás negando lo que ocurre de verdad. Y Sam consiguió que me conociese. A la Lily de verdad”.
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