Beyoncé pretende que su línea de ropa deportiva, Ivy Park, “apoye” e “infunda” a las mujeres. La misión que quizá solo se cumple para las que pagan dinero por las prendas en Topshop y Nordstrom. Quienes las elaboran lo trabajan en talleres clandestinos de Sri Lanka y cobran 5,46 euros al día. Requerirían laborar más de un mes para comprarse uno de los leggings que la cantante vende por 145 euros. Gracias a una indagación del diario británico The Sun, las costureras son mujeres jóvenes y pobres, oriundas del campo, que solo logran darse el lujo de vivir en residencias atestadas y que requieren trabajar más de 60 horas a la semana para cubrir sus gastos.
“Cuando hablan sobre las mujeres y el empoderamiento es solo para las extranjeras. Quieren que las extranjeras piensen que todo está bien”, comentó otra operaria.
Al presentar la línea, Beyoncé expuso que su meta con Ivy Park es “traspasar los límites de la ropa deportiva y apoyar e inspirar a las mujeres que entienden que la belleza es más que tu apariencia física”. “La verdadera belleza está en la salud de nuestra mente, nuestro corazón y nuestro cuerpo”, aseveró.
Por otra parte, la marca de la estrella musical ha remitido un aviso en el que niegan claramente las acusaciones y afirman que poseen un programa ético «riguroso». «Estamos orgullosos de nuestros esfuerzos en términos de inspecciones y auditorias en las fábricas. Nuestro equipo en todo el mundo trabaja muy de cerca con nuestros proveedores y sus fábricas para asegurar el cumplimiento», detallan en la nota de prensa.
La ropa de Ivy Park es creada por MAS Holdings, una empresa con más de 70.000 empleados y 48 fábricas en 15 países asiáticos. MAS no destroza la ley en Sri Lanka ya que paga por encima del salario mínimo, pero los activistas denuncian que la cantidad no es suficiente para existir. El grupo Arcadia, propietario de Topshop, afirmó a The Sun que pide un “código de conducta” a todos sus vendedores.